Uno de los principios básicos del entrenamiento de fuerza es el sistema pesado, ligero y medio. No es algo nuevo. Los antiguos strongman lo incorporaban en sus rutinas con la idea de realizar un trabajo menos exigente después de haber hecho uno difícil, pero no fue concretado en un sistema definitivo y utilizable hasta mediados de los años 1930 cuando Mark Berry escribió acerca de ello en su libro «Entrenamiento físico simplificado» (Physical Training Simplified). Desde ese punto en adelante, los atletas concienciados no sólo utilizan el sistema pesado, ligero y medio, sino que también entienden por qué es tan beneficioso.
Pero a menudo se pasa por alto que la genética juega un papel muy importante en la respuesta del cuerpo al entrenamiento con pesas. Debido a sus genéticas, algunos obtienen ganancias superiores de fuerza y músculo mientras que otros tienen ganancias inferiores, incluso cuando emplean programas de entrenamiento idénticos realizando los mismos ejercicios y utilizando el mismo número de series y repeticiones.