Por Alex McBrairty

Cuando la gente comienza a perder peso, tiene sentido que pongan mucho énfasis en el número que ven en la báscula. Es algo fácil de medir, es fácil de llevar un registro, y es muy obvio ver si estás progresando hacia el peso ideal que te has marcado.

¿Cómo ha llegado este número tan simple a tener tanto peso y poder? Bueno, porque muchos hemos llegado a equiparar nuestro peso corporal ideal con un sentimiento particular: Si pesamos cierta cifra, tendremos cierto aspecto. Si llegamos a un determinado número en la báscula, nos sentiremos de cierta manera acerca de nosotros mismos. Como lo que buscamos son esos sentimientos, también buscamos los números en la todopoderosa báscula como si fueran una deidad que nos promete inmortalidad.

Pero hay un problema. Cuando tratamos de llegar a ese número nos sucede que:

  1. Llegamos a ese peso ideal, pero no nos sentimos de la forma que esperábamos.
  2. Llegamos a sentirnos de la forma que queremos, pero todavía no hemos llegado a nuestro peso objetivo.

En el primer caso, puede que sintamos que nuestra meta de peso ideal inicial no ha sido suficiente. Que creamos que tenemos que perder aún más peso hasta llegar a sentir lo que estamos buscando (lo cual puede conducir a prácticas obsesivas y poco saludables).

En el segundo caso, podemos sentir que nos hemos quedado cortos con nuestra meta. Nos sentimos bien en el punto en que estamos, pero algo acerca de esos kilos que faltan ensombrece nuestros logros.

La verdad acerca del peso ideal

La verdad del asunto es que «el peso ideal» es más un rango que un objetivo preciso. El peso ideal en la mayoría de las tablas puede ser muy inexacto. De acuerdo al índice de masa corporal, mucha gente musculosa podría considerarse obesa.

Habrá un peso en el que te sientes mejor. Siempre y cuando tu análisis de sangre esté correcto, tu peso corporal es menos importante. Ya se que puede ser duro apartar ese número que vemos a nuestros pies cada mañana, pero ya sea que nos convenzamos de su reducida importancia o no, la información que nos da sigue teniendo algún significado de progreso para nosotros. En lugar de tratar de ignorarlo, diluyamos su poder con otras formas de medir nuestro éxito de las que también podamos guardar un registro.

1. Estás satisfecho después de comer

Uno de los problemas de comer alimentos muy procesados es que no nos proporcionan el mismo sentimiento de saciedad que otros alimentos densos en nutrientes. Como resultado, podemos ingerir un número sustancioso de calorías sin ni siquiera sentirnos llenos, lo cuál nos motiva a consumir más.

Al incorporar alimentos densos en nutrientes en tu dieta, deberías finalizar tus comidas y sentirte satisfecho (pero no a punto de reventar).

2. Tienes más energía

Después de comenzar una rutina de ejercicios regular, puedes notar que tienes más energía por las mañanas y a lo largo del día (comparado con cuando no hacías ejercicio). Este es uno de los beneficios de la dieta regular y la actividad. Puede que te des cuenta de que no necesitas tanto café como antes, o incluso nada en absoluto.

3. Duermes mejor

Es más fácil para ti dormirte y te despiertas menos durante la noche. El ejercicio regular y una dieta saludable mejoran la calidad del sueño en general, de forma que te encuentras más descansado después de despertar.

4. La ropa encaja mejor

Quizás ya entras en unos pantalones en los que no podías, o la ropa te queda más suelta de lo habitual. El cómo te encaja la ropa es un buen indicador de si tu programa de puesta en forma está funcionando o no.

Recuerda que el músculo es más pequeño que la grasa a igualdad de peso. Incluso si la báscula no baja, puedes estar bajando de talla.

5. Por lo general, estás de mejor humor

Se ha demostrado que el ejercicio mejora el humar. De hecho, ejercitarse se ha convertido en un tratamiento popular y prescrito para la depresión, ya que alivia muchos de sus síntomas. Además de los mecanismos directos para mejorar el estado de ánimo, la auto estima aumentada y la confianza que se gana al hacer ejercicio regular pueden también mejorar el estado de ánimo general.

6. Eres más fuerte y no te cansas con tanta facilidad

Quizás hayas notado que no pierdes tanto el aliento después de subir un tramo de escaleras. O quizás tuviste que mover algo pesado y no te pareció tan difícil como antes. O puede que hayas roto algo por accidente cuando tratabas de apretarlo

Si notas que eres más fuerte o estás menos cansado en tu vida diaria, esto es una buena indicación de que tu forma física está mejorando.

7. Se siente más como un estilo de vida que una dieta

¿Puedes notar que, de manera natural, te inclinas a opciones de comida más saludables? Quizás te viste forzado a perder un entrenamiento y no te sentías del todo bien.

Un buen indicativo de progreso es cuando las actividades relacionadas con la puesta en forma (preparación de las comidas, llevar un diario, ejercitarte, etc.) se sienten naturales y no forzadas. Estas actividades comienzan a formar parte de tu vida y, como tales, será más fácil mantener hábitos saludables a largo plazo.

Considerando otras áreas más allá de la pérdida de peso

¿Estás progresando en alguna de estas otras áreas? Si es así, hay probabilidades de que tu programa de entrenamiento esté haciendo justo lo que debe hacer: mejorar tu salud, tu aspecto, y tu vida en general.

Adaptado del artículo original en https://breakingmuscle.com/fitness/ideal-body-weight-is-a-deceptive-goal