Una de las preguntas más frecuentes acerca de este tipo de entrenamiento es: «¿Cómo lo pongo a funcionar?» Obviamente, es una transición muy grande y abrupta pasar de entrenar un ejercicio una o dos veces por semana, a hacerlo 5-6 veces (mínimo 4) por semana.
Existen algunas almas valientes que querrán zambullirse de lleno. Eso es lo que personalmente hice, y no sufrí por ello ningún efecto adverso. Sin embargo, debido a que he hecho muchas cosas raras en mi entrenamiento, esta puede ser una de aquellas raras veces en las que no terminó mal.
Ya se ha expuesto cómo el estilo búlgaro de entrenamiento maximiza la velocidad de mejora en el aprendizaje motor (coordinación intramuscular, menor inhibición autogénica, mayor ratio de activación, etc). Este ha sido el efecto para mí y para otros, que hemos logrado grandes aumentos de fuerza en cortos periodos de tiempo. Sin embargo, a largo plazo.
La gente de éxito suele establecer metas, pero una meta ambiciosa puede resultar desalentadora. La línea de llegada parecerá demasiado lejana, o incluso inalcanzable.
Por eso es mejor aprender a dividir el proceso en pasos más pequeños, y convertirlos en hábitos. Pequeñas cosas que se puedan hacer cada día y que nos lleven más cerca de alcanzar esa meta. El problema es que la mayoría nunca consigue establecer esos hábitos, y, con frecuencia, no se establecen porque esos comportamientos parecen demasiado fáciles.
Por Chad Waterbury
Si te estancas a la hora de ganar músculo, o tus ganancias son lentas, este método te puede interesar.
Resumiendo, lo que se trata es de apretar el músculo objetivo mientras este está soportando una carga. Se aguanta apretando durante varios segundos, y luego se realizan las repeticiones completas. Después de un descanso corto, se vuelve a hacer lo mismo, con aguantes más cortos y menos repeticiones.
La fuerza es una habilidad, como cualquier otra habilidad motora. Cuando quieres mejorar en alguna habilidad motora, la practicas a todas horas.