Zamp, no se si estás comentando lo de "necedad" que he dicho yo.zamp wrote:Yo entiendo que no se compartan ciertas pasiones, pero me extraña mucho cuando la gente califica de necios o de pérdida de tiempo lo que hacen otras personas que viven sus aficiones. Imagino que quien dice estas cosas tendrá a su vez alguna pasión que a su vez serán extrañas para otras personas.
Hay gente a la que le apasiona la montaña y dedica su vida a ello. ¿Cómo puede ser jamás perder el tiempo hacer lo que a uno le gusta? Desde jugar al parchís a subir la cima de una montaña, andar en bicicleta o pilotar un avión...si te gusta y disfrutas el hacerlo no veo como puede ser perder el tiempo o una necedad. Al menos para mi el único tiempo aprovechado es el que paso disfrutando de alguna de mis aficiones, ya sea la más simple o la más aventurera.
.
Me refiero a esa frase que cito.
La actividad de la escalada me es indiferente. Cada uno que haga lo que le parezca mejor.
Jaja. "Populacho" dice.WilburWhateley wrote: Jejeje, Leroy, era por lo de que Messi y Cristiano son los conocidos por el populacho, jeje...pero sí, me gusta meter cuñas filosóficas...jeje.
Ya, son conocidos porque se sigue mucho más ese deporte. ¿Es porque se promociona mucho o se promociona mucho porque lo sigue mucha gente?
No, no le pasa eso a todo el mundo.Brutus wrote: No se puede explicar porque hay que sentirlo. Desde que descubrí algunos deportes en que pongo en riesgo mi vida me siento más vivo que nunca. Y no pretendo que mi manera de ver la vida se convierta en norma. Ni mucho menos.
Es más, detestaría que de repente todo el mundo hiciese paracaidismo, parapente, speedfly o salto BASE. Porque me siento parte de una estúpida familia que comparte unas pasiones que contradicen la lógica de la supervivencia (ponerse en riesgo no tiene evolutivamente ningún sentido salvo que sea para impresionar a las hembras en celo). Sólo el que lo ha probado puede sentir el mismo cosquilleo que siento yo. Sólo el que lo ha experimentado te dirá que son los segundos o minutos más intensos de su vida. Que por eso merece la pena el riesgo (que siempre tratamos de minimizar con sistemas de seguridad, controlando las condiciones atmosféricas, poniendo al 100 % nuestros sentidos, etc)
De joven trabajé algo más de 2 años haciendo trabajos en altura. En tiempos en los que las medidas de seguridad eran inexistentes.
Se pagaba bien y lo hacía. Pero no me entusiasmaba y en cuanto pude lo dejé.
Sin embargo ví que algunos de mis compañeros, muy pocos, disfrutaban con el riesgo y poniéndose a prueba. Y jugándose la vida.
Es un rasgo de carácter que tiene alguna gente, una minoría.
Ángel Gutiérrez, un catedrático de medicina del deporte, los llama "adictos a la dopamina".